Reflexiones de un peregrino.

Como duendes que se apagan, retornan timidos mis ojos a tus suenos.
Todo lo que me queda de ti se ha roto, y entre humeda hojarazca y mil escombros, se arrastran sofocantes, recuerdos inmutables que me habitan.
Entre brumas y gemidos, sin palparte, sin tenerte, sin siquiera imaginarte, se moldean entre sabanas de seda mis deseos.
Un alma ingenua y melancolica desaparce sencillamente, porque el sentido de su vida es aun amargo. Se embriaga el paso de tiempo en mis mejillas, se estrellan mis suenos, y un placer disperso y tembloroso oscurece mi memoria pero tu no me escuchas, solo vas de un lado a otro contando pasos y en un sitio impresiso dejas caer lo que los anos irremediablemente borra.


JFT/02.14.05